Aunque el caballo, lo mismo que el hombre, se halla por sus consideraciones naturales capacitado para habitar todos los climas, cuando, sin embargo, se transporta bruscamente de un país a otro distinto, por las diferentes condiciones de temperatura, suelo, alimento y estabulación puede enfermar, especialmente si es de complexión débil y se olvidan las precauciones que se han de llevar a cabo en estos casos.
La aclimatación no se verifica del mismo modo en tiempos iguales en todos los individuos.
La edad, la nutrición recibida en estado de potros, el modo como fueron preparados, los cuidados a los que fueron sometidos y otras causas de este género, ejercen una influencia muy diferente en cada caso:
- La aclimatación del potro criado en libertad puede ser más larga.
- El caballo mal alimentado podría mejorar su condición.
- Aquel cuyo buen aspecto sea debido a una conveniente alimentación se aclimatará antes que el que se deba su buen estado de nutrición al reposo.
En general, padece bastante menos el caballo al ser transportado de un clima frío a un clima cálido, que pasar el caballo a un clima frío.
Las enfermedades originadas por el cambio de clima radican principalmente en las vías respiratorias y en segundo lugar en las digestivas y en la piel.
A los caballos importados no conviene darles bruscamente, hasta pasados unos días de su llegada, grandes cantidades de alimento substanciosos, es decir, durante los primeros días suministrarles alimentos poco energéticos y más forraje ya que el verde favorece la aclimatación del caballo a su nuevo entorno.
Por ejemplo, una receta muy eficaz es, a parte del forraje siempre de buena calidad, suministrarles zanahorias, papillas de salvado o bebidas de centeno o cebada a razón de 500gr día por caballo y a razón de 25 grs de sal común en la comida.
Estos caballos de importación se alojarán en la medida de lo posible, en cuadras separadas y adecuadas a ello, sin cambiarles de plaza durante dos semanas como mínimo y se procurará que los limpie y los cuide constantemente el mismo individuo, que empleará los mismos utensilios para cada caballo. Estas precauciones son muy necesarias para evitar la difusión de enfermedades contagiosas. Por los mismos motivos se evitarán contactos en el exterior del box.
Además estos caballos recién llegados a una cuadra, deberán ser trabajados ipso facto, y durante unos cuantos días sólo no harán otra cosa que ser llevados de reata al paso.
Los caballos importados de Inglaterra, Irlanda o Alemania no alcanzan el pleno vigor de su fuerza hasta los siete u ocho años, a veces incluso más tarde. con tanto mayor motivo cuanto deberán, en primer lugar aclimatarse bien y, aunque estén sanos, no por ello los hemos de dejar de tratar según las precauciones anteriormente citadas.
Este hecho ha de ser tenido en cuenta por todos aquellos que habiendo adquirido un caballo de estos orígenes. Ha sucedido en alguna ocasión que, por la impaciencia de llevar a un caballo a la competición, sin haber tenido en cuenta este proceso de aclimatación, deriva en el caballo un estado de linfatismo por lo que los propietarios han vendido su caballo. Tras meses después de su venta y en las manos adecuadas, el caballo recuperó la vitalidad y las características deseadas recuperando su valor de mercado.
Es de suma importancia un examen veterinario del caballo a su llegada, la comprobación de las condiciones del transporte, la comprobación anterior al sitio de estabulación que debe estar higienicamente acondicionado previa a la entrada del caballo y los informes del caballo en su orígen de traslado.
Se debería establecer un período de cuarenta, es decir, alejados de otros caballos, de al menos dos meses, con objeto de evitar enfermedades contagiosas que no se detectan de forma inmediata y que esta enfermedad se propague por el resto de animales, causando males mayores y complicados de resolver, por lo que las cuadras deberán estar bien aireadas, con una excelente circulación de aire.
Otro factor importante a la hora de aclimatar los caballos a un nuevo lugar es la estación del año en el que lo realicemos. Cada estación del año tiene una influencia concreta sobre el animal y cada medida que tomemos en cuanto a su acliimatación convendrá pues preservar de todas las variaciones atmosféricas que puedan causar sensibilidad en la aclimatación y que puedan ocasionar resfriados o enfermedades pulmonares. Por ejemplo, si en primavera los caballos gozan de mejor salud, en invierno son más susceptibles a contraer una enfermedad.
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