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domingo, 1 de noviembre de 2015

LA MOVILIDAD DE LA MANDÍBULA

La movilidad de la mandíbula es, a la vez que muy importante, muy delicada de obtener.

En cuanto tiene pesadez, molestias, rigideces, nerviosismo ó dolor, la mandíbula del caballo cesa de ser móvil y se contrae, es decir, que un jinete falto de experiencia o de tacto podrá engañarse sobre la interpretación de esa señal....suponiendo que la perciba.
Además, es delicada de obtener, puesto que la ligereza y la movilidad de la mandíbula marchan parejas, pero con un caballo insuficientemente entrenado, no hace falta que esa ligereza se adelante a la impulsión siempre prioritaria, particularmente en esa fase de educación.
Sea como sea, para descontraer la mandíbula se utilizarán con ventaja las vibraciones y lo que se llama la división de los apoyos, es decir, la variación de los diversos efectos de las riendas y el juego de los dedos actuando tanto sobre una como otra, hasta que el caballo sorprendido afloje su embocadura, en cuyo caso una cesión instantánea le recompensará.


Se comprende que sólo una buena mano es apta para descontraer una mandíbula rígida, para hacer de ella lo que siempre se ha llamado " boca galante " y que sólo el jinete con tacto y la experiencia necesaria sabrá revelar al origen de las contracciones que siente, antes de ponerles el remedio adecuado.
El juego libre y potente de los miembros posteriores, que reside principalmente en la apertura y el cierre ancho y cómodo de la articulación coxofemoral, reviste una importancia particular dado  el papel de las caderas en la impulsión y la dirección ( en otro capítulo hablaremos de ello).
 Se tiende con demasiada frecuencia a perder de vista en la práctica lo que cada uno sabemos en teoría.
La eficacia del motor del caballo, la comodidad en los giros, la facultad de abarcar mucho o poco terreno, la rectitud del conjunto dependen pues, esencialmente, de la flexibilidad del tercio posterior.
En la marcha del caballo es de urgente necesidad apoderarse de las caderas tanto para poder remeter los posteriores bajo la masa, como para su desviación a la derecha ó a la izquierda, por la obediencia instantánea a la pierna aislada. En el primer caso, los corvejones se acercan al centro, se remeten, y el riñon se arquea y se arrebuja como el que se dispone a levantar una pesada carga. El caballo tensa los músculos del tercio posterior asegurando el esfuerzo máximo de su tercio posterior.
Este remetimiento de las extremidades posteriores tiene múltiples consecuencias:
- En el salto favorece la extensión de los pies.
- En el galope largo el empleo máximo de sus resortes en longitud, permitiendo al caballo dar a su tranco la máxima extensión.
- En los aires elevados de alta escuela le confiere con su reunión un equilibrio que a la más ligera indicación es capaz de modificar. Aqui, al contrario que el caballo de carreras, el caballo que remete sus posteriores bajo la masa recoge su cuello y aligera su apoyo.

La impulsión y la elasticidad de los resortes se traducen por una actitud brillante y altiva como el "passage".


La semiparada, por ejemplo, arma clásica contra las resistencias de peso, podría ser inoperante, e incluso perjudicial, si la rigidez vencida procediera de una sensibilidad excesiva de las barras del bocado.

CONCLUSIÓN:
Si es necesario flexibilizar pronto cuello y colocar la cabeza del caballo para hacerlo manejable y sumiso, dándole al mismo tiempo un principio de ligereza, la descontracción de la mandíbula y la busca de los origenes de la resistencias pertenecen más bien a la equitación superior que a meros ejercicios de flexibilidad del conjunto.

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