El complejo lenguaje corporal del caballo incluye también diversas expresiones faciales que bastan para comunicar cambios en su actitud o en sus emociones
El movimiento facial que más tempranamente hace el potrillo es abrir la boca, retirar hacia atrás las comisuras labiales y, enseñando los dientes, abrir y cerrar la mandíbula. Cuando los dientes superiores e inferiores coinciden, coas que no siempre ocurre, se produce un chasquido. Con este mensaje muchos autores suponen que el potrillo quiere transmitir sumisión e indefensión y va dirigido a todo caballo grande o extraño que se le acerque.
El caballo joven abandona este hábito aproximadamente a los tres años de edad y pasa a desempeñar en la manada una función de protección de los más jóvenes y débiles.
Lo curioso de este chasquido es que puede parecer un ademán de agresividad, como si pretendiera morder. Pero los caballos adultos no cometen el error que nosotros podemos cometer y reaccionan ante ello como corresponde a lo que es: una señal relacionada con el aseo.
Cuando dos caballos se encuentran se muestran cordialidad limpiándose mutuamente, mordisqueándose la crin o otra parte del pelaje, pero esta situación sólo es posible cuando no hay tensión o amenaza entre ellos.
Por lo tanto, el potro al imitar dicho movimiento, esta manifestando cordialidad en el lenguaje del caballo, lo cual le libra de toda hostilidad por parte de los adultos.
Lo opuesto al chasquido de la quijada se produce cuando el caballo amenaza realmente con morder, para lo cual abre las mandíbulas y enseña los dientes. En momentos de menor violencia el cahallo al agredir aprieta los labios.
las otras formas de tensión como el miedo, la ansiedad y el dolor también van acompañadas de rigidez en la boca, que contrasta con los labios relajados de un animal tranquilo o cansado. Cuando en caballo tiene sueño suele relajar el labio inferior.
Los caballos como los hombres, arrugan la nariz para manifestar su disgusto y también dilatan los ollares cuando se hallan en un estado de excitación o de intensa emoción.
Como los caballos árabes tienen los ollares siempre dilatados, que es un rasgo de su forma de respirar para adaptarse al desierto, dan la impresión de estar siempre alerta y más excitados que otras razas.
El caballo suele cerrar los ojos cuando siente dolor o esta agotado, abrirlos cuando siente miedo, ansiedad y apresión; entornados cuando está sosegado y sumiso y volverlos hacia atrás cuando se enfurece. Así dejan ver un poco el blanco de los ojos, pero no debemos creer que todo aquel caballo que lo enseña es hostil. Simplemente puede estar mirando atrás por interés.
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